BIBLIOGRAFÍA 8
O´Conell SC, Bare BG. Valoración y tratamiento de pacientes con trastornos pancreáticos y biliares. Brunner & Suddarth's Textbook of Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ª ed. México, D.F: McGraw-Hill Interamericana; 2005. p. 1235-1261.
He elegido este libro porque me parece interesante la
forma en como se describe la pancreatitis aguda, la cual se debe a la digestión
del páncreas por las enzimas que produce, ante todo tripsina. El 80% de los
enfermos que padecen esta variante de la pancreatitis presenta trastornos de
las vías biliares; aunque surge inflamación del páncreas solo en 5% de los que
padecen cálculos biliares. Estos entran en el conducto colédoco y se alojan en
la ampolla de Vater, con lo que obstruyen el flujo del jugo pancreático o causan
el reflujo de la bilis desde el conducto colédoco hacia el pancreático, con lo
que activan las potentes enzimas pancreáticas en el interior de la glándula. En
condiciones normales, tales enzimas permanecen inactivas hasta que llegan al
interior del duodeno. El espasmo y edema de la ampolla citada, como resultado
de duodenitis, tal vez provoquen pancreatitis.
El consumo crónico de alcohol es una causa común de
episodios agudos de pancreatitis, aunque es usual que el enfermo sufra
pancreatitis crónica no diagnosticada antes de que surja el primer episodio
agudo. Otras causas menos comunes serían las infecciones virales o bacterianas.
Los traumatismos abdominales por objetos romos, vasculopatías sistémicas,
hiperlipidemias, hiperparatiroidismo y uso de corticoides, diuréticos
tiacídicos y contraceptivos ingeribles también se han relacionado con mayor
incidencia de pancreatitis, además de que hay una menor incidencia de
pancreatitis hereditaria.
La valoración de la pancreatitis aguda se realiza
mediante el uso de los antecedentes de salud que se centran en la presencia y
características de dolor y su localización, su relación con el consumo de
alimentos y alcohol y el efecto de los esfuerzos para aliviarlo. También es
importante valorar el estado nutricional y líquido del enfermo, así como los
antecedentes de coleccistopatías y consumo de alcohol. Se investigara si han
ocurrido problemas gastrointestinales como náuseas, vómito, diarrea y expulsión
de heces gaseosas.
Los principales diagnósticos de puede realizar la
enfermera para la pancreatitis son dolor intenso por inflamación, edema,
distensión pancreática e irritación peritoneal para el cual el principal
objetivo será el tratamiento con analgésicos y disminución se las secreciones
enzimáticas; otro posible diagnóstico es el patrón de respiración ineficaz por
el dolor intenso, infiltrados pulmonares, derrame pleural y atelectasias,
además de elevación del diafragma para el cual se colocara al paciente en
posición semi-Fowler disminuyendo así la presión sobre el diafragma por la
distensión abdominal e incrementar la expansión respiratoria; el siguiente
diagnóstico más común son las alteraciones de la nutrición, menos de las
necesidades del organismo, relacionados con menor consumo de alimentos y
mayores demandas metabólicas, aunque al paciente con pancreatitis aguda no se
le permite el consumo de alimentos ni líquidos se le alimentara mediante
nutrición parenteral; el último de los diagnósticos mas usados es el deterioro
de la integridad de la piel relacionado con estado nutricional, confinamiento
en la cama, drenes e incisión quirúrgica, para ello se debe revisar
cuidadosamente la herida, los puntos de drenaje y la piel para detectar signos
de infección, inflamación y maceración.
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