martes, 4 de noviembre de 2014

BIBLIOGRAFÍA 6

O´Conell SC, Bare BG. Tratamiento de pacientes con trastornos intestinales y rectales.Brunner & Suddarth's Textbook of Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ª ed. México, D.F: McGraw-Hill Interamericana; 2005. p. 1173-1177.

Del capítulo de este libro me ha parecido muy interesante la parte que habla de los pólipos de colon y recto de los cuales no hemos profundizado mucho durante las clases y por ello me parece importante mencionarlos en la bibliografía, estos pólipos son una masa de tejido que sobresale hacia la luz del intestino y que puede ocurrir en cualquier parte del sistema intestinal y el recto. Los pólipos se clasifican en dos grupos, neoplásicos (adenomas y carcinomas) y no neoplásicos (mucosos e hiperplásicos). Los pólipos no neoplásicos (crecimientos epiteliales benignos) son comunes en el mundo occidental y aparecen con mayor frecuencia en el colon que en el intestino delgado. Aunque la mayor parte no se transforma en neoplasias invasoras, se deben seguir de cerca. Los pólipos adenomatosos son más usuales en varones, y la proporción de los que nacen en la región proximal del colon aumenta con la edad (después de los 40 años). Las tasas de incidencia varían del 25% al 60%, según la edad. Las manifestaciones dependen del tamaño pólipo y del grado de presión que ejerce en el tejido intestinal. El síntoma más común es la expulsión de sangre por el recto, aunque también hay dolor en la parte inferior del abdomen; si es suficientemente grande, se observan síntomas de obstrucción. El diagnóstico en los antecedentes y en examen rectal digital, estudios con enema baritado, sigmoidoscopía o colonoscopía.
Haciendo referencia a las patologías anorrectales me ha parecido relevante seguir profundizando en la fístula anal de la cual se nos ha hablado en clase. La fístula anal es un trayecto tubular fino que va del ano a un orificio situado en la zona perianal. Las fístulas suelen ser ocasionadas por infección, aunque otras causas posibles son traumatismos, fisuras o enteritis regional. Es posible que haya filtración constante de pus o heces por la abertura de la piel. Dependiendo del trayecto de la fístula, otros síntomas son paso de flatos o heces por la vagina o vejiga. Las fístulas sin tratamiento pueden causar una infección generalizada con síntomas relacionados. Siempre se recomienda cirugía, ya que pocas fístulas cicatrizan de manera espontánea. La técnica quirúrgica indicada es la fistulectomía (extirpación del trayecto fistuloso). Se evacua perfectamente el recto sigmoides aplicando varios enemas ordenados por el médico. Durante la cirugía, el trayecto fistuloso se identifica introduciendo una sonda metálica fina o inyectando solución de azul de metileno. La fístula se diseca o se abre mediante una incisión del orificio rectal al de salida, y la herida se empaca con gasa.
Por último hablar de las enfermedades anorrectales de transmisión sexual de las cuales no se ha profundizado mucho durante las clases. Se han identificado tres síndromes infecciosos vinculados con enfermedades de transmisión sexual. La proctitis afecta al recto, y suele relacionarse al coito receptivo anal reciente con una pareja infectada. Los síntomas incluyen secreción mucopurulenta o hemorragia, dolor en la región y diarrea. Otra de estas enfermedades es la proctocolitis, la cual afecta al recto y la porción inferior del colon descendente. Los síntomas son similares a los de la proctitis, pero también incluyen diarrea acuosa o sanguinolenta, cólicos, dolor e inflamación. La enteritis afecta a una región más grande del colon descendente y entre los síntomas se encuentra diarrea acuosa y sanguinolenta, dolor abdominal y pérdida de peso.

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