miércoles, 5 de noviembre de 2014

Bibliografía 7

Smeltzer S, Bare B. Valoración y tratamiento de pacientes con trastornos hepáticos. Brunner & Suddarth's Textbook of Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ª ed. México,D.F. McGraw-Hill Interamericana; 2010. p.1180-1234

La disfunción hepática es una lesión altamente asociada a la sociedad actual, puesto que la mayoría de los decesos que provocan se encuentran relacionados con los hábitos alcohólicos. Es por ello que las hepatopatías crónicas son más frecuentes en varones. Y entre los síntomas que más importancia cobran se encuentran:
·         La ictericia. En este fragmento señala los diversos tipos de bilirrubina alta pueden producirse, los cuales no los habíamos conocido previamente, estos son la hemolítica, la hepatocelular, la obstructiva y la hiperbilirrubinemia hereditaria. En cuanto a la primera señalar que aparecen en sujetos postranfusionales y con otros trastornos hemolíticos. Si se produce un aumento en gran medida de los niveles de la bilirrubina no conjugada hay un riesgo de lesión del tallo encefálico. La segunda se da como consecuencia de hepatitis virales u otros virus afectantes del hígado, siendo sus niveles altos los causantes de anorexia, malestar, debilidad etc. Además según sea su causa o la magnitud de sus lesiones, podrá clasificarse como crónica o no. En cuanto a la obstructiva se podría decir que se debe a la obstrucción de un conducto biliar por alguna alteración como podría ser p.ej. un cálculo; o por el aumento de la viscosidad de la bilis en el interior de los colangiolos después de la ingestión de ciertos medicamentos colestáticos. En ambas la bilis no fluye al intestino, volviendo al parénquima hepático, pasando a la sangre y provocando entonces la coloración amarillenta en piel, mucosas y escleróticas, causando en gran cantidad, la perdida en el intestino de bilirrubina (heces blancas y orina naranja, intolerancia a alimentos grasos y dispepsia) y el prurito en la piel. Para finalizar la hereditaria, que se manifiesta con el nombre de síndrome de Gilbert, que implica unos aumentos agudos de la bilirrubina no conjugada, causando episodios intermitentes de ictericia que pueden ser leves (coloración suave de mucosas) o más notorias (piel amarillenta). Además este es frecuente, puesto que afecta a un 2-5% de la población, entre los que me incluyo.

·         Por otra parte, en cuanto a las varices esofágicos, me interesa la forma en la que gran parte de los pacientes con cirrosis (1/3), siendo una patología de alta mortalidad desde el  primer episodio hemorrágico en pacientes con cirrosis. Estas son causadas en un primer principio por la hipertensión portal, que provocará un gradiente de presión entre la porta y la cava inf. Pasos después, las venas sistémicas del plexo esofágico, hemorroidal y adyacentes se desarrollan colaterales venosos por el aumento de la P del sistema portal. Esto conllevará la formación de varices en estas localizaciones que en caso de romperse causaran una hemorragia con una tasa de letalidad del 50%, que se incrementará por cada episodio sufrido. Por tanto, esta sucesión será prevenible y tratable mediante una vigilancia cuidadosa para permitir identificar los signos iniciales, puesto que el paciente presentará hematemesis, melenas o incluso deterioro físico y mental, siento antes síntomas de choque (como pueden ser cambios en la piel, más fría y pegajosa, hipotensión y taquicardia). Cuando en un paciente con cirrosis observemos estas manifestaciones debemos valorarla junto con una endoscopia de forma inmediata para evitar las letales hemorragias. Lo más importante de las varices sangrantes es que rápidamente pueden conllevar un choque circulatorio, lo que conllevaría a la hipoperfusión que causaría disfunción celular, que a la vez causaría la insuficiencia multiorgánica que llevaría a la muerte.

3/11/2014                                                                 Sergio R.

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