domingo, 2 de noviembre de 2014

Bibliografía 5


Smeltzer Suzanne, Bare Brenda. Tratamiento de pacientes con trastornos gástricos y duodenales. Brunner & Suddarth's Textbook of Medical-Surgical Nursing. Vol II. 10ªed. México,D.F. McGraw-Hill Interamericana; 2010. p.1113-1132

Ulcera gástrica y duodenal.

Voy  a hablar de las úlceras gástricas y duodenales porque me parece un tema interesante y sobre todo el tema del tratamiento, con esta bibliografía intentaré complementar la información aportada en clase para un mayor conocimiento del tema.

La úlcera péptica es una excavación que se forma en la pared de la mucosa del estómago, el píloro, el duodeno o el esófago. El nombre de gástrica duodenal o esofágica lo recibe según su ubicación. Donde aparece con mayor frecuencia es en el duodeno, porque su mucosa no tolera la actividad digestiva del ácido gástrico y de la pepsina. Las úlceras parecen ser más frecuentes en personas tensas.

Los síntomas de una úlcera pueden durar unos cuantos días semanas o meses, e incluso desaparecer y recurrir posteriormente sin una causa identificable. Los pacientes con úlcera duodenal sufren de dolor o sensación urente en el epigastrio o la espalda. Otros síntomas son pirosis (o acidez) acompañada de eructos ácidos, vómito que suele ser un síntoma de complicación de la úlcera, estreñimiento o diarrea y sangrado que se manifiesta por la evacuación de heces semejantes a alquitrán (sangre digerida).

Para la valoración y el diagnóstico nos servimos de la exploración física, los estudios radiográficos con bario, la endoscopia, la biopsia, el análisis de las heces y de las secreciones gástricas y en algunos casos prueba de aliento para detectar Helicobacter Pylori. Todas estas técnicas nos servirán para detectar la presencia de una úlcera péptica.

En el tema del tratamiento podemos destacar el tratamiento farmacológico: hoy en día el más utilizado es una combinación de antibióticos, inhibidores de la bomba de protones y sales de bismuto que suprimen o erradican la Helicobacte Pylori. Disminución del estrés y reposo: el ritmo de vida apresurado y con horarios irregulares suele agravar los síntomas y obstaculizar el consumo regular de alimentos y la medicación regular, se recomienda reposar periódicamente durante el día, sobre todo en la fase aguda de la enfermedad. Suspensión del tabaquismo: se ha demostrado que fumar reduce la secreción de bicarbonato del páncreas lo que provoca una mayor acidez en el duodeno, por lo tanto se debe procede con energía para que los pacientes dejen de fumar. Modificación de la dieta: el objetivo es evitar la secreción y la motilidad gastrointestinal excesivas, lo cual se logra evitando temperaturas extremas en los alimentos y la estimulación excesiva de la secreción y motilidad gastrointestinal. Tratamiento quirúrgico: suele recomendarse cirugía a los pacientes con úlceras no tratables, hemorragias que ponen en peligro la vida, perforación u obstrucción, entre los procedimientos quirúrgicos se incluyen vagotomía con o sin poloroplastia y gastrectomía de Billroth I o II. Cuidado con seguimiento: mediante la utilización de profilácticos de antagonistas de los receptores de H2, tal vez solo se prescriba para quienes presentes dos o tres recurrencias anuales.

En cuanto a las intervenciones de enfermería con un paciente con úlcera péptica encontramos el alivio del dolor, la reducción de la ansiedad, la conservación de un estado nutricional óptimo, la vigilancia y control de las complicaciones potenciales (como hemorragia, perforación y penetración u obstrucción pilórica) y el fomento de la atención en el hogar y la comunidad.


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